TDAH: Más allá de la distracción y la hiperactividad

Puntuación: 4 de 5.

Cuando hablamos de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), la mayoría de las personas piensan en un niño inquieto que no para de moverse o que se distrae fácilmente en clase. Sin embargo, el TDAH es mucho más que eso. Es un trastorno complejo que afecta múltiples áreas de la vida, desde la gestión del tiempo hasta la regulación emocional. Si alguna vez has pensado que tu hijo es despistado, desorganizado o demasiado emocional, quizás estés viendo manifestaciones del TDAH que van más allá de lo evidente. Vamos a explorarlas.

1. La percepción del tiempo es diferente ⏳

Uno de los síntomas menos conocidos del TDAH es la dificultad para percibir el tiempo de forma lineal. Mientras que muchas personas pueden estimar con cierta precisión cuánto tiempo ha transcurrido o cuánto les tomará completar una tarea, las personas con TDAH experimentan el tiempo de una manera completamente distinta.


📌 «¿Cómo? ¿Qué ha pasado una hora?»
Para alguien con TDAH, el tiempo puede escaparse sin previo aviso. Es común que piensen que solo han pasado unos minutos cuando en realidad ha sido mucho más. O al revés, sentir que llevan eternidades en algo cuando apenas ha pasado un corto periodo.


Esta alteración en la percepción del tiempo tiene un impacto significativo en la vida diaria:

  • Dificultad para calcular cuánto tardarán en completar una actividad. Pueden subestimar el tiempo que necesitan para terminar los deberes, prepararse para salir o cumplir con una tarea importante.
  • Problemas con la gestión del tiempo. Al no percibir correctamente el paso del tiempo, pueden retrasarse en actividades clave o sentir que «de repente» se les ha echado la hora encima.
  • Tendencia a la procrastinación. Si algo no parece «urgente», el cerebro con TDAH lo deja para después… hasta que el tiempo realmente se agota.

2. Saltar de una emoción a otra en segundos 🎭

El TDAH no solo afecta la atención o la impulsividad motora, sino que también influye en la forma en la que las emociones son experimentadas y expresadas. Muchas veces, los niños con TDAH viven sus emociones de manera intensa y desbordante, pasando de la calma al enfado o la tristeza en cuestión de segundos.


Por ejemplo, un niño puede estar disfrutando de un juego y, si algo sale mal (pierde una partida, alguien cambia las reglas o le toca esperar su turno), su reacción puede ser desproporcionada: lanzar el mando, gritar o incluso abandonar el juego de golpe. En estos momentos, no es que “quiera llamar la atención” o “exagere”, sino que le resulta difícil regular la intensidad de su frustración.


Algo similar ocurre con la alegría o la emoción. Un niño con TDAH puede entusiasmarse demasiado con una idea, interrumpiendo constantemente o hablando sin parar sin notar que los demás también quieren participar. En el otro extremo, si siente que algo le ha salido mal, puede pasar a la tristeza absoluta en cuestión de segundos, sin términos medios.


Lo que muchas veces no se comprende es que estas reacciones emocionales no son voluntarias. Es un problema de autorregulación, que no desaparece simplemente pidiendo al niño que se calme o que piense antes de reaccionar.

3. Problemas con la memoria de trabajo: “Me lo acabas de decir, pero ya se me ha olvidado”

La memoria de trabajo es la capacidad de mantener y manipular información en la mente durante un corto período de tiempo. En los niños con TDAH, esta habilidad suele estar afectada, lo que puede generar dificultades en muchos aspectos de su vida diaria.

Imagina que un niño con TDAH está en clase y el profesor le dice: “Copia estos tres ejercicios en la libreta, subraya las palabras clave y luego responde a la primera pregunta”. Para cuando el niño ha terminado de copiar, ya ha olvidado los siguientes pasos. Esto no significa que no estuviera prestando atención, sino que su cerebro no ha retenido la información lo suficiente como para usarla después.


Otro ejemplo muy común ocurre en casa. Un padre puede pedirle a su hijo que vaya a su habitación a buscar el abrigo y los zapatos, pero cuando llega, se queda parado sin recordar qué tenía que coger. Esta dificultad no solo genera frustración en los padres, sino también en los niños, que pueden sentirse torpes o despistados sin entender por qué les cuesta tanto recordar instrucciones simples.

4. Hiperfocalización: “Cuando me interesa, no hay nada más en el mundo” 🔄

Uno de los síntomas menos conocidos del TDAH, pero que causa gran confusión en padres y maestros, es la hiperfocalización. Se trata de la capacidad de concentrarse de forma intensa y prolongada en una actividad de interés, hasta el punto de perder la noción del tiempo y de lo que ocurre a su alrededor.


Esto puede parecer contradictorio, ya que el TDAH se asocia generalmente con problemas de atención. Sin embargo, el problema no es la falta de atención en sí, sino la dificultad para regularla y cambiar el foco cuando es necesario.


Un niño con TDAH puede tener problemas para concentrarse en las tareas escolares, pero al mismo tiempo pasar horas inmerso en un videojuego, un dibujo, una construcción con piezas o un tema que le interese especialmente. Durante ese tiempo, es como si el resto del mundo desapareciera: pueden no escuchar cuando se les habla, ignorar señales de hambre o sueño y no darse cuenta de que han pasado varias horas sin moverse.


La hiperfocalización se puede presentar de las siguientes maneras:

  • Dificultad para cambiar de actividad: Un niño que está hiperfocalizado puede frustrarse mucho si se le interrumpe. Por ejemplo, si está viendo una serie y le pides que apague la televisión para cenar, puede reaccionar con enfado o incluso no escuchar la indicación porque su cerebro sigue completamente sumergido en lo que estaba haciendo.
  • Olvido del entorno: Durante la hiperfocalización, el niño puede olvidarse de todo lo demás. Puede no darse cuenta de que tiene frío, hambre o sueño, ni notar que alguien ha entrado en la habitación o le ha hablado varias veces.
  • Desconexión del tiempo: Como ocurre con la percepción del tiempo en el TDAH, la hiperfocalización puede hacer que sientan que han estado solo un momento en una actividad cuando en realidad han pasado horas. Por ejemplo, pueden sentarse a construir algo con piezas a las 4 de la tarde y, cuando levantan la vista, son las 9 de la noche.
  • Intereses intensos y especializados: Es común que los niños con TDAH desarrollen obsesiones temporales por ciertos temas o actividades. Pueden aprender enormes cantidades de información sobre dinosaurios, trenes, astronomía, o cualquier otra área de interés, y hablar sobre ello sin parar.

5. Dificultad para iniciar tareas: “Sé que tengo que hacerlo… pero no puedo empezar” 🤨

Uno de los síntomas menos visibles del TDAH es la dificultad para dar el primer paso. No se trata solo de distracción o pereza, sino de un problema real con la activación mental.


Un niño con TDAH puede saber que tiene que hacer los deberes, tener todo el material listo y, aun así, quedarse bloqueado sin empezar. Puede mirar el cuaderno, los lápices, el libro abierto… y simplemente no dar el primer paso. Esto no ocurre porque no quiera hacerlo, sino porque su cerebro necesita un impulso extra para activarse.


Lo mismo pasa con actividades cotidianas como vestirse, ducharse o recoger la mochila. Los padres pueden dar la instrucción varias veces, pero el niño sigue sin moverse. No es falta de voluntad, sino una dificultad en la conexión entre el pensamiento y la acción.

A veces, incluso cuando logran empezar, hay otro problema: no pueden mantener el ritmo. Una actividad que podía tomarles 10 minutos acaba extendiéndose durante una hora, interrumpida por distracciones o pausas que no saben cómo evitar.

6. Dificultades para cambiar de una tarea a otra

El TDAH no solo afecta la atención, sino también la flexibilidad cognitiva. Esto significa que un niño con TDAH puede quedarse atascado en una actividad y resistirse a cambiar a otra, incluso si sabe que es necesario.

Por ejemplo:

  • Si está viendo una serie y le pides que se prepare para salir, puede reaccionar con frustración porque su cerebro tiene dificultades para hacer la transición entre un estado y otro.
  • En la escuela, puede quedarse demasiado tiempo en un ejercicio y no poder pasar a la siguiente actividad, perdiendo el ritmo de la clase.
  • Incluso en tareas cotidianas, como apagar el videojuego para ir a dormir, puede necesitar varios recordatorios y aún así sentirse abrumado por el cambio.

No se trata de desobediencia, sino de una dificultad real para cambiar el foco de atención de una tarea a otra, lo que puede generar ansiedad y frustración.

Cómo trabajo en consulta: Intervención adaptada al aprendizaje

El tratamiento del TDAH no se limita a mejorar la conducta o la organización; requiere un enfoque más profundo y personalizado. En mi consulta en Bormujos (Aljarafe, Sevilla), ofrezco una intervención especializada que combina el fortalecimiento de las funciones cognitivas con el aprendizaje escolar. De esta manera, el niño no solo desarrolla sus habilidades, sino que también refuerza conocimientos académicos.

🔹 Adaptación de estrategias clásicas: Las técnicas tradicionales para mejorar la atención, la memoria o la planificación se transforman en actividades que tienen sentido en el contexto escolar.

Ejemplo práctico:

  • Un ejercicio típico para entrenar la atención sostenida es la búsqueda visual: encontrar elementos específicos en una imagen compleja.
  • En lugar de hacerlo con dibujos sin contexto, lo adaptamos: el niño tiene que buscar los alimentos de origen animal en una lista variada de productos.
  • De este modo, trabaja su capacidad de concentración mientras repasa conceptos de ciencias naturales.

Así, el trabajo terapéutico no solo mejora su desarrollo cognitivo, sino que también lo ayuda a avanzar en su aprendizaje escolar, facilitando su rendimiento y evitando que vea la intervención como algo ajeno a su realidad diaria.

Además, abordo aspectos clave como:

  • Regulación emocional, ayudando a gestionar impulsividad y frustración.
  • Intervención en problemas de conducta asociados al TDAH.
  • Orientación a las familias, para que comprendan mejor el trastorno y puedan acompañar a su hijo con estrategias efectivas en casa.

Cada niño con TDAH es único, por eso el enfoque no es rígido, sino que se adapta a sus necesidades y fortalezas, asegurando que la intervención sea significativa y efectiva.

Si crees que tu hijo puede tener TDAH, puedo ayudarte

Si te has identificado con estas situaciones y buscas orientación profesional, podemos trabajar juntos para mejorar el día a día de tu hijo. 

En mi consulta en Bormujos (Aljarafe, Sevilla), ofrezco una intervención especializada en TDAH, adaptada a las necesidades de cada niño y su familia.

📍 Av. Almenilla, 76 (Aljarafe, Sevilla)
📩 Contacto: rellena nuestro formulario de contacto, o llámame al 642 396 873.

El TDAH no es falta de voluntad ni de disciplina. Es una forma diferente de procesar el mundo, y entenderlo es el primer paso para avanzar. 💙

Una respuesta

  1. Avatar de rafaelmora.neuro

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